Durante las meditaciones que brindo a un hermoso grupo que se ha formado, he descubierto que tengo la capacidad de vaciarme y ofrecerme en blanco a los demás.
Se abre un espacio para las palabras, ellos y ellas me permiten que llegue a su mente y a su corazón en una entrega amorosa.
Lo escencial es la escucha atenta, sensible a la apertura y delicadeza de cada palabra, de cada sonido, sin ninguna clase de prejuicios , sino con el único cometido de estar en el momento, para que poco a poco, deshagamos los nudos que muchas veces nos perturban.
Me siento en plenitud , escuchando ese valiente silencio que me otorgan, un regalo inmenso....
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