Para batir o percutir los cuencos se necesita una actitud abierta y atenta, no tanto con el fin de analizar el sonidos, sino para estar presente y alerta con el oído a los sonidos individuales de cada uno y de las armonías que emiten.
Después de más de un año, conozco a cada cuenco con su particularidad exclusiva y cada uno me atrapa de una forma u otra .
Cuando el sonido se desvanece, he aprendido a oír el tono , por un período aún más largo, con mi oído interno.
La armonía , que se nota especialmente cuando se frota la parte externa del cuenco cantor, ejerce una gran influencia sobre mi cuerpo, mi mente y mi alma, he aprendido a escuchar mi cuerpo de una manera más consciente hasta las dimenciones de su verdadera escencia.
Una de las cosas que más placer me produce , es cuando canto armónicos al mismo tiempo que bato el cuenco, siento que aumenta la resonancia en mi cabeza y alrededor de mis oídos, como un eco sobrenatural .
En la terapia intento no hablar antes de la sesión , para no condicionar sobre los efectos esperados , es importante detener el intelecto y otorgarle a la escucha la oportunidad de expresarse.
Las vibraciones sonoras abren la naturaleza sentimental e intuitiva.
A veces sucede que el paciente se puede quedar dormido, debido a la carga de estres que trae.
Esto es bueno, porque puede funcionar como una especie de válvula de seguridad, desconectando momentaneamente la racionalidad y los procesos de pensamiento, sin el acompañamiento de ningún rótulo y donde hay lugar para su propia sabiduría interior.
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