sábado, 20 de octubre de 2012
DESHACIENDO NUDOS
He comprobado que tras el masaje sonoro, la persona revive una sensación de dolor, de angustia, de bienestar, de ahogo o de paz.
Todo depende de lo que hubiera retenido largamente en sus tejidos más profundos.
Entonces , al relajar la tensión acumulada, se escapa como un grito, una lágrima o un estremecimiento de bienestar.
Muchas veces la actitud que tenemos ante el mundo o ese punto de dolor o esa rigidez, informan claramente asuntos inhibidos o conflictos interiores que piden ser liberados, expresados.
Sofocamos con tensión lo que no nos permitimos sentir, y quizás esa sea nuestra verdadera posibilidad.
Pero cuando la fuerza vital, energía o prana , como queramos llamarlo, circula sin obstáculos se recupera la flexibilidad y llegamos a sentir una gran libertad.
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