La visualización, por parte del paciente, y la intensión, por parte del terapeuta; constituyen el pilar fundamental para que se realice la sanación , sin esto no sucede la terapia es en vano.
El verte ahí , en ese lugar, sintiendo la plenitud, el gozo, el amor, visualizando aquello que anhelas, lleva a que todo sea posible.
Centrándonos en la visualización de las imágenes positivas, aparecerá la naturaleza serena de la mente, el equilibrio, y así damos a la felicidad la posibilidad de crecer.
Todo lo que somos surge con nuestros pensamientos.
Hay una visualización que propuso el gran maestro tibetano Tulku Thondup que quiero compartir, ya que al practicarla sentí un profundo bienestar y equilibrio.
La meditación se centra en escoger una de las células que tenemos en la frente , o en cualquier otra zona del cuerpo, y entrar en ella como si penetrásemos en una habitación cálida en invierno.
Se trata de una célula espaciosa, ilimitada, llena de luz , afecto, siempre acogedora....
Luego es interesante observar la zona corporal elegida como una colección de miles y miles de células diferentes, reconociendo que cada una de ellas es una ilimitada célula de luz.
Visualiza tu propio cuerpo lleno de células luminosas, transparentes y te quedas ahí sintiendo esa luminosidad espaciosa dentro de ti el tiempo que consideres necesario.
Esto conduce a la apertura mental y a experimentar la serenidad y la relajación física .
Lo provechoso de esta situación es que cuando tenemos una mente sana y un cuerpo sano , también solemos tener unas relaciones y vida satisfactoria.
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